... se va la soledad a tu llegada,
no podría explicar tal sentimiento,
tan sólo sé que tú eres mi alimento.
María Auxiliadora, mi madre querida,
cálida es la espera cuanto tú me miras.
Siempre estás atenta, proteges y cuidas;
mi alma impaciente de tu cercanía.
Nada es comparable con la paz que brindas,
agua en el desierto, luz del alma mía,
mujer tan hermosa, luna inalcanzable,
amor tan inmenso que brinda una Madre.
Tu mano nos tiendes en nuestras tristezas,
si existen vacíos, siempre tú los llenas,
quisiera obsequiarte mi alma este día,
palabras tan dulces como tu sonrisa.
Tú eres portadora de dicha infinita,
pan para el hambriento, sed del alma mía,
cómo no amarte Reina de mi vida
siente mis palabras: tú eres mi alegría.
En mis noches estás si miro al cielo,
tú te encuentras conmigo en mis desvelos.
Eres amor... el puente, luz del alma;
para llegar a Dios "eres nuestra esperanza".
Silvia Ruth Pérez Díaz
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